«Hasta la primavera de 1924 vivió en Berlín un joven cuya presencia agradaba a los hombres y mujeres de su círculo, sin que se interesaran realmente por su persona. Sólo cuando se marchó, algunos de ellos comenzaron a sentir una nostalgia difícil de explicar. Ahora cambian voz y cara cuando hablan de él, lo recuerdan a menudo y lo hacen protagonista de relaciones y destinos que apenas tuvieron que ver con él».
Así comienza una de las novelas más sutiles y elegantes de Franz Hessel, un autor aún demasiado secreto para muchos lectores pero, sin duda, imprescindible. Y pocos textos tan apropiados como éste para entrar en su mundo: veinticuatro horas en la vida bohemia de los años veinte.
Una mujer y dos hombres, un baile de disfraces. Cabarets, salones y avenidas. El amor, la inflación económica, la diversión despreocupada. En Berlín secreto, Hessel construye una historia en la que todo está repleto de ironía, melancolía y magiaà y de un deseo: llevar una vida intensa y plena de significado. Aunque los muchos amantes que aparecen en esta novela rara vez pueden vivir su amor en soledad: nunca están a solas, sino más bien rodeados siempre de amigos y conocidos, que, como eslabones de una bien construida cadena, constituyen una verdadera procesión de jóvenes berlineses.
Las pequeñas escaleras, los pórticos sostenidos por columnas, los frisos de las villas del Tiergarten son también parte intrínseca de esta novela. Lo «secreto» de este Berlín no consiste en un murmullo ni en un simple flirteo: consiste únicamente en el carácter que trasmite esa ciudad; y luego, en una calle en concreto; y en esa calle, una habitación que es ya, tras pertenecer primero a los protagonistas, la habitación de los lectores.